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Mostrando entradas de junio, 2020

RESEÑA: El día que se perdió la cordura

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Primera novela de Javier Castillo, que entiendo que pretende entretener sin alardes de literatura. Sin más. Uno de esos libros para leer entre dos grandes obras, para relajar la mente y coger fuerzas para leer a los grandes autores de la literatura.   Otro libro con capítulos cortos, rápido y que mantiene la incógnita en todo momento. Últimamente muchos autores abordan este tipo de estructura. Los libros con capítulos de dos o tres páginas son muy amenos, muy ágiles para leer en cualquier momento, aunque solo tengas cinco minutos.  Redactado con una prosa sencilla y directa, perfecta para que este tipo de novelas de misterio no pierdan intensidad, y sin liarse en descripciones innecesarias.   Escrito en primera persona desde varios protagonistas, llega un momento que no sabes quién es el director o quién es la inspectora del FBI. Que el narrador cambie en tan pocas líneas, hace que te acabes liando y tengas que volver al capítulo anterior para recordar donde estabas. Por su

RESEÑA: Claudio el dios y su esposa Mesalina

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Sí, tiene que ver con el gran C laudio , que se hizo famoso por la serie de la BBC que fue todo un éxito por allà los 70. Realmente la serie no se basó solo en la novela de Graves, “Yo Claudio” sino que incluía esta segunda parte también.   Y si el primero es un libro estupendo, que te retrata maravillosamente los entresijos del poder en la antigua Roma y la influencia de las mujeres, este es espeso, muy pastoso. Lo que vulgarmente llamamos un tocho, vamos.   Lo que tenía de interés el primer volumen con sus intrigas palaciegas, no lo tiene esta segunda parte, que retrata asuntos políticos, religiosos y sociales, que, aunque explicados con gran detalle (Robert Graves es un perfeccionista) no llegan a enganchar y en muchos capítulos, solo deseas pasar al siguiente esperando algo más. Y ese algo más llega solo al final del libro, pero justo, justo.   … “Acabo de mencionar mi odio hacia los esclavos que traicionaban a sus amos, pero me di cuenta de que, si los amos no adoptab