RESEÑA: Almacén de Antigüedades
SINOPSIS DE LA EDITORIAL
Las penurias y adversidades que azotan a la pequeña huérfana Nell Trent y a su bondadoso pero débil abuelo en su vagabundeo por Inglaterra bajo la persecución del usurero Daniel Quilp, uno de los villanos más acabados y odiosos de toda la obra del autor, son el hilo conductor de "La tienda de antigüedades". Charles Dickens consiguió alumbrar en estas páginas algunos de sus más inolvidables personajes a la vez que desarrollar una novela que, publicada por entregas, causó furor en su época.
Editorial: Club Internacional del Libro
Idioma original: Inglés
No ha sido fácil entrar en esta novela. El comienzo me resultó confuso, quizá porque Dickens despliega enseguida un abanico de personajes con nombres parecidos que se me mezclaban en la cabeza. Pero, poco a poco, ese laberinto inicial se fue ordenando y empecé a seguir el hilo de la historia con más claridad.
Lo que sí está presente desde el principio es la manera tan característica que tiene Dickens de dividir a sus criaturas. Los buenos son muy buenos, los malos son terriblemente malos, y en esa contraposición no hay lugar para matices. A ratos incluso me ha parecido empalagoso, sobre todo cuando los personajes bondadosos rozan la perfección angelical. Quizá hoy no se escribiría así, porque estamos acostumbrados a héroes y villanos más ambiguos, con luces y sombras que los acercan a la realidad.
Y, sin embargo, hay algo fascinante en este estilo tan marcado. La tragedia que atraviesa las páginas, la inocencia que se enfrenta a la crueldad del mundo, la ternura que intenta sobrevivir entre tanta dureza… Dickens consigue que el lector oscile entre la empatía y la rabia. Su ambientación, siempre minuciosa y rica en detalles, es la que da verosimilitud a una historia que de otro modo podría parecer demasiado esquemática. Y ese tono melancólico, casi teatral, envuelve cada escena con una intensidad que todavía hoy resulta poderosa.
Almacén de Antigüedades es una novela que exige paciencia, sobre todo al principio, pero que acaba ofreciendo una experiencia intensa y conmovedora. Puede que sus personajes sean arquetipos más que retratos realistas, pero la fuerza de su historia sigue viva, recordándonos por qué Dickens es un clásico.
Dickens es terrible, me da una pereza tremenda ponerme con él. Leí David Copperfield y me gustó mucho, pero cuando luego pienso en leer algún otro suyo... a ver si algún día me animo
ResponderEliminarUn besazo