Ellos fueron algunos de mis amigos cuando tenía nueve años.
Cada tarde corría para quedar con ellos y vivir grandes aventuras. Entrar en la biblioteca cinco minutos después de terminar las clases. Debo decir que vivir en un pequeño pueblo de dos mil habitantes facilita que puedas salir de la escuela e ir a cualquier sitio sin pasar por casa.
Los descubrí en la última estantería, justo donde terminaba la zona de libros de historia contemporánea y empezaba la de libros juveniles e infantiles. La biblioteca era pequeña, pero sufientemente surtida para alguien como yo.
Y allí, normalmente sentada en el suelo puesto que tales eran las ansias que no me daba tiempo ni a llegar a la mesa, leía uno tras otro.
Y cuando se terminaron los 21 títulos, volví a leerlos. Y así hasta que descubrí que en la biblioteca había más libros y abrí mi mente a más autores.
Creo que no te descubro nada nuevo si eres aficionado a la lectura desde pequeño. Los cinco y posteriormente Los siete secretos, Los Hollister o Alfred Hitchcock y los tres investigadores, (por ejemplo) fueron de las series de novelas juveniles que me tuvieron retenida todas las tardes de mi vida infantil en la biblioteca.
Por ésto, por el cariño que tengo a esta saga, me sorprendió y hasta puedo decir que me dolió un poco cuando, hace un poco más de dos años, en el 50 aniversario de la muerte de Enid Blyton y cuando la Royal Mint quiso homenajearla emitiendo una moneda con su efigie, dijeron que dicha dama londinense no tenía derecho a semejante conmemoración por ser “racista, sexista, homófoba, y escritora poco reconocida” —solo apuntar que se han vendido más de 600 millones de ejemplares de sus libros.
Según sus argumentos, la sociedad retratada en las historias podría provocar una furiosa respuesta por parte de los ciudadanos británicos del siglo XXI, debido a su carácter machista. Y tienen toda la razón.
... “—Bueno —respondió Jo, contenta por quedarse a cenar, pero todavía enfadada por la prohibición de ir con Dick y Julián aquella noche.” ...
Pero a veces me da la impresión que estamos siendo demasiado susceptibles con este tema. ¿Tal vez nos extraña que en plena sociedad de los cincuenta se considerara que las mujeres eran inferiores a los hombres y que según qué no lo podían hacer por su condición femenina? Por esta misma regla de tres, tendríamos que prohibir homenajes a Quevedo, Lope de Vega u otros misóginos, como Unamuno, que hace poco más de un siglo dijo:
"Una señora o una señorita en un salón, en un baile, en una solemnidad, en un palco de teatro, no me interesa absolutamente nada; interésame, sí, cuando vuelve a ser ama de casa, mujer de su hogar o trabajadora en su trabajo".
Un tal Marañón —supongo que te suena— que dijo que:
"La mujer está hecha para el amor y la maternidad, pero no para intervenir en las luchas sociales"
O Enrique Jardiel Poncela, que en la misma época de Blyton dijo que: las mujeres son cerebros en embrión perturbados por el histerismo.
Y podría seguir. Humilmente creo que debemos respetar cada época y aprender a escuchar para no olvidar, porqué sino nos vamos a encontrar quemando libros continuamente.
También es verdad que Blyton fue una verdadera perla en su época: las lenguas viperinas decían que le gustaba en exceso el alcohol, que jugaba desnuda al tenis o que tuvo una más que estrecha relación con la niñera.
Además releyéndolo ahora, de mayor y un poco más leída, se ve rápidamente que su lenguaje es muy limitado con una estructura muy simple con situaciones repetitivas y una moralidad muy ramplona.
... “En dos minutos, los Cinco se encontraron en la playa y Julián abrió la bolsa de comida. Estaba llena de paquetitos de bocadillos y de galletas con chocolate, una bolsita llena de ricas pasas y dos botellas de limonada.” ...
Pero ¿que esperamos de una serie de novelas que están escritas para niños?, además está disponible en todas las bibliotecas, así que no hay ni que comprarlas.
Recordando buenos ratos infantiles
¿una obra maestra? ¿una gran escritora? No, ni lo uno ni lo otro. Pero ¿y los buenos ratos que pasé de pequeña leyendo sus libros? Pues si la colección de los cinco sirve para que los niños empiecen a leer, bienvenida sea, y bien escrita esté.
Bonitos recuerdos, y simplemente decir que a veces rebuscamos más de la cuenta en el objetivo del libro, si el mismo sirve para el fin que no es otro que entretener y crear afición, lo mismo me da con quien se acostase la señora, por cierto muy divertido eso de jugar al tenis en bolas, ja,ja.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo, hablando del objetivo del libro, no del tenis en bolas, ja ja ja.
EliminarJa,ja.
EliminarPues coincido contigo, yo también leía a Enid Blyton cuando era pequeña y no me daba cuenta de nada. No me había parado a pensar lo que comentas que sucedió en el 50 aniversario de su muerte, pero es cierto, como lo es en el caso de otros cien autores, como bien apuntas. Nuestro siglo está haciendo un esfuerzo por acabar con cualquier discriminación, pero no deberíamos perdernos en el revisionismo de siglos pasados. Besos.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo. Si borramos todo el pasado ¿de qué vamos a aprender?
EliminarGracias por tu comentario. Besos
Hola, gracias a ti estoy leyendo Los cinco en peligro ( mi favorita) para el reto de las Inquilinas de este año. No se me había ocurrido incluir esta serie como clásico.la disfrute mucho en mi infancia, aunque nunca entendí porque Jorge quería ser niño ( a mi me parecía que las niñas eran perfectamente capaces de hacer de todo), ni porque Ana prefería quedarse en el refugio cocinando en vez de participar en algunas aventuras. Ya con diez años eso me churriaba un poco. Pero aun así las recuerdo con mucho cariño. Besos.
ResponderEliminarMe alegro haberte recordado buenos momentos de tu niñez. Lo de Jorge... bueno, eran otros tiempos. Besos
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