RESEÑA: No hay cielo sobre Berlín


Ningún lenguaje es capaz de describir el horror en toda su amplitud, pero sin embargo, la falta de palabras para imitar a los sentimientos, no restan autenticidad ni fuerza a esta historia tan personal. 
Evocar recuerdos del pasado, es revivirlos

Leer la niñez de Helga me ha hecho saltar más de una lágrima. Algo doloroso se ha removido en mi interior al imaginarme a una niña vivir algo semejante. Sus vivencias són de unas dimensiones inabarcables. Ninguna persona y menos aún un niño, debería vivir lo que se describe en este libro.

Y yo que pensaba que ya había leído historias de lo más horribles de la Segunda Guerra Mundial, pero siempre hay más.

Es un libro conmovedor, duro no, durísimo, y lamentablemente real.

Solo la autora, quien lo ha vivido en sus propias carnes, puede transmitir toda la dureza que se describe. Ni imagino lo doloroso que debió ser revivir todo este horror para narrarlo, aunque escribir pueda ser un bálsamo paliativo, puede liberarte y dar forma a todo el dolor que se lleva dentro.

        ...“El mundo ya no tiene nada que ofrecerme porqué me lo ha quitado todo: la infancia, a mi madre, a mi padre, a la abuela, a mi hermano. ¿Qué me queda? El hambre, la sec, el miedo, el frío, la soledad.”... 


Schneider cuenta desde la madurez lo que vió, lo que vivió y lo que sintió en su niñez. Cuenta el abandono, la soledad, la muerte, el miedo, la carestía de alimentos, la falta de higiene, todas las necesidades que en circunstancias normales todos damos por sentado. Sus recuerdos giran en torno a la ciudad de Berlín durante el inicio de los bombardeos hasta la entrada en la ciudad del ejército soviético.

Sí, es el otro lado, el lado de los malos. Helga no es judia, vive en Alemania. ¿Te has parado a pensar alguna vez como vivieron la guerra los alemanes? ¿Cómo fueron los días en que los bombardeos eran tan seguidos que tenían que estar días enteros en los sótanos? Ellos también pasaron hambre, frio, miedo permanente y las mujeres también fueron violadas.

       ...“Hambre, sed, frío, terror, falta de sueño, suciedad, apatía, debilidad, sensación de abandono y de impotencia: éstos eran los ingredientes de nuestra existencia, que transcurría día y noche en el sótano.”... 

Sí, ellos empezaron la guerra, ellos realizaron uno de los genocidios más terribles de la historia moderna.
Y, ¿son todos culpables? Ahí me metería en un terreno de once varas: que si sabían qué pasaba, que si no lo sabían, que si colaboraban, que si miraban a otro lado, que si se dejaron llevar, que si estaban abducidos, que si, etc. etc. Tema discutido y discutible, pero lo que no me puedes discutir es que los niños no tienen ninguna culpa de nada. Y en Alemania, en Berlín, también hubo niños que sufrieron. Y merece la pena que se cuente.

Helga Scheider, al evocar los recuerdos de su infancia, con este libro contribuye a enriquecer este legado de literatura que se resiste a encajar en ninguno de los géneros clásicos y que podríamos llamar literatura del trauma, o literatura del holocausto en el caso concreto de lo que hace referencia al genocidio nazi y la Segunda Guerra Mundial, tal como hicieron Jorge Semprún, Peter Weiss, Primo Levi o Anne Frank, por destacar algunos.

       ...“Cuando suenan las sirenas, bajamos corriendo al sótano; cuando pasa la alarma, regresamos a las casas. Es un continuo subir i bajar escaleras, y al desasosiego se suman el constante terror y el agotamiento que produce el hambre.”... 

Porqué explicar lo que ocurrió es esencial para que no caiga en el olvido. Jamás debemos olvidar, vivir sí, pero no olvidar.

Cuantas veces nos hemos dicho, este libro no me apetece leerlo, que va del genocidio y no me apetece leer hechos tan horribles en este momento. Pero es que es muy necesario que los leamos para conocer, para acercarnos lo más posible e intentar comprender esta parte de la historia de la humanidad. Porqué los libros de historia recogen los hechos, pero no los sentimientos y las emociones. 
Y la historia descrita desde el mismo sufrimiento de las víctimas, deviene un documento indispensable. Es el legado, esa herencia que nos queda de la memoria. Indispensable cuando van desapareciendo los últimos supervivientes.

Está narrado en primera persona desde una mirada inocente, con precisión y realismo, pero también con mucha sensibilidad, sin caer en el sentimentalismo fácil. No intenta dar pena a nadie, ni acusar a nadie, ni hace reflexiones sobre lo que significó el nazismo y la guerra para unos y para otros. Lenguaje claro, directo, sin dramatismos, por otro lado totalmente innecesarios debido al tema que ocupa. Cede todo el protagonismo a los hechos que narra.

Helga Scheider y su hermano Peter

Helga Schneider vive en Italia, donde ha encontrado su patria de acogida. Este libro ha sido la puerta a otros seis, todos frutos de su memoria autobiográfica y que dan cuenta de otros momentos decisivos en su historia personal y para nuestra historia colectiva.

En España la Editorial Salamandra se ha encargado de distribuir éste, No hay cielo sobre Berlín y su segundo libro publicado, Déjame ir, madre. Los otros cuatro nos quedan pendientes.




 Leer para no olvidar, 
            para que no vuelva a ocurrir.


Una lectura excelente, dura, con una gran capacidad para conmover, propia de las grandes novelas.



Título: No hay cielo sobre Berlín

Autor: Helga Schneider
Editorial: Publicaciones y Ediciones Salamandra
Idioma original: italiano
Idioma traducción: castellano
Páginas:  251
Año publicación original: 1995
Año publicación esta edición: 2005

Comentarios

  1. Hola Senyoreta, tienes mucha razón en lo que dices. Es necesario que existan estos libros para recordar, ahora que van quedando menos supervivientes. Pero te voy a decir lo de siempre. No puedo con los libros de la IIGM. Me alegro de que sí haya gente, como tú, que siga leyendo estos testimonios.
    Un besazo

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    1. Son testimonios muy duros. Entiendo que te cueste entrar en el tema. besos

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  2. "Leer para no olvidar, para que no vuelva a ocurrir". Para no olvidar sí, pero lo de que no se vuelva a repetir ya he perdido la esperanza. Continuamente se repiten los mismos horrores y los mismos errores, y no por desconocimiento precisamente.
    Me interesa mucho esta historia contada desde el lado de los perdedores y de los que ignorantes o no, más o menos culpables, ni se puede negar su sufrimiento. Además ese título imitando el de la genial película de Wim Wenders. La anoto sin duda
    Un beso.

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    1. Es una lástima que el ser humano siempre tropiece con la misma piedra. Besos

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  3. Soy muy fan de este tipo de libros. Me encanta que se escriban, que se reediten, que no se dejen en el olvido. Creo que es un buen homenaje, y que resultan muy necesarios. A mí me has convencido. Besos

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    1. El que esté escrito desde el otro lado de la tragedia lo hace indispensable. Besos

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